Escribo esta receta como un testimonio de las creencias erradas que nos hacen comprar comida en paquete.
Yo también compraba tapas de tartas porque creía que me adelantaban un paso y me permitían hacer una comida sana. Además pensaba: "jamás me va a salir así de elástica y divina, ¿para qué intentarlo?" Encima, no compraba de hojaldre ni nada muy tecnológico, compraba criollas!
¿Saben por qué surgieron muchos de los productos "tipo caseros" que consumimos? ¿Se imaginan la lógica detrás de poner abuelitas en los paquetes? Después de la Segunda Guerra Mundial la oferta de mano de obra masculina se redujo en los grandes centros urbanos, y por eso hizo falta incorporar a las mujeres, que al mismo tiempo estaban luchando por la igualdad en todo el mundo desarrollado. Cuando las mujeres dejaron sus trabajos domésticos para trabajar fuera de la casa, varias compañías vieron su oportunidad y desarrollaron los reemplazos de la comida casera. Este movimiento de las empresas tuvo múltiples beneficios porque generaba más puestos de trabajo, activaba nuevas zonas de consumo y aumentaba el valor de las materias primas al procesarlas.
Ahora. El objetivo de las empresas nunca fue alimentar como una madre o una abuela; lo que sí hicieron fue entender a la perfección lo profundo del cambio social. Y nuestras abuelas y madres creyeron en eso, nos pasaron eso, transfirieron su confianza en ciertas marcas, nos quitaron la necesidad de dudar. No fue sino hasta estos últimos años donde profesionales de distintas áreas nos hicieron conocer la verdad detrás de la industria alimentaria y, bum, explotó todo.
Podríamos hablar de esto por horas, pero lo que tenemos que saber es que es poco probable que una empresa cuide nuestros intereses como lo hacemos nosotros. Volvamos a los ingredientes. Es la forma más segura de saber qué estamos consumiendo. Preguntemos, rastreemos, exijamos. Hoy les dejo una receta que tal vez sea el primer paso para tomar las riendas de su cocina. (Ya saben que eso quiere decir su salud, su economía, su organización)
Seguramente van a tener algo para decir del trigo, pero en nuestro país hay muchos productores agropecuarios utilizando métodos sustentables por lo que, si buscan, van a encontrar granos, verduras, frutas, semillas, todo de muy buena calidad.
Masa integral para crackers y tartas
Rinde 2 tapas de hasta 26cm
48 crackers
2 tazas de harina integral orgánica
1 cdta sal marina
2 cdas aceite de oliva ev
1 taza de agua aprox
4 cdas de semillas surtidas
Mezclar la harina, la sal, el aceite y el agua hasta tener migas gruesas. Depende del tipo de harina, el grosor, y donde vivan, tal vez necesiten más agua. Ajusten hasta tener un bollo tierno y elástico. Van a tener que amasar unos 5 minutos.
Tapen con un wrap y dejen reposar en la heladera al menos 30 minutos. Pueden conservarla hasta 48 horas.
Cuando la necesiten, la dividen en dos si van a hacer una tarta, o la estiran toda si van a hacer crackers. Espolvorean las semillas por encima y le pasan el palo de amasar para que queden hundidas.
Si están haciendo una tarta, pongan el relleno, tapen con la otra masa y horneen. Si son crackers, corten, pinchen con un tenedor y horneen. Una tarta de 24/26 cm puede llevar unos 40 minutos a 190°, las crackers unos 15 a temperatura alta y unos 20 a temperatura baja para secar.
Espero que le den una oportunidad a este pequeño cambio. Va a significar una reducción importante en el consumo de conservantes, plástico, energía, combustibles, etc.
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