Hoy leí algo sobre cómo la soledad cambiaba los hábitos alimentarios y de eso quiero hablar.
Una vez leí un reportaje que le hicieron a J.L. Borges en el que le preguntaban si había leído "Ulises" de Joyce y el respondió lago así que lo había leído como uno recorre París, caminando alguna de sus calles. Desde ese día me sentí mejor con mi forma de leer porque suelo tener tres o cuatro libros a la vez, que leo mezclando las partes. Esto viene a que desde hace mucho les vengo comentando partes de "The way we eat now" y hoy me tocó una zona particularmente interesante.
Bee Wilson, la autora del libro del que hablamos ha dedicado sus vida a investigar las distintas relaciones que se dan entre la comida y la cultura, la economía y la psicología. Dedica un capítulo completo a la costumbre de "snackear", es decir, comer entre comidas. Muestra diferentes estudios realizados en el mundo a lo largo de cinco décadas y muestra distintos factores que han hecho del snack una costumbre peligrosa. Es peligrosa en tanto aumenta en hasta 500 calorías la ingesta diaria, normalmente de mala calidad.
Pero más allá de eso, me... afectó, preocupó, vibró, que introdujera el concepto de la soledad como uno de los mayores causales del snackeo. Las encuestas muestran que las personas que viven solas no sienten la motivación para hacer compras, cocinar o poner la mesa para sí mismas. Comer snacks, comidas pre elaboradas o take-aways parecen resolver las comidas en el menor tiempo posible y sin necesidad de planear o ejecutar.
Ustedes me conocen amiguismos y saben que adoro cocinar porque adoro comer, con mesa puesta y todo. Con el momento, el disfrute, la experiencia completa. Y si bien me encanta compartir con otros, comer sola es una experiencia diferente que disfruto mucho. Creo que el disfrute viene del identificar la comida como una forma de amor, amor hacia uno mismo.
Yo solía ser de las personas que temen a la soledad. Hice una buena cantidad de estupideces solo por estar acompañada y me llevó años amigarme con la idea de que estar a gusto conmigo misma es la mejor decisión que puedo tomar. Después de todo, así va a ser hasta que pare las patas. Aprender a estar sola me hizo crecer en un montón de aspectos: sé más sobre mis gustos, sobre lo que me hace bien y sobre lo que no me interesa para nada; me ayudó a tomar mejores decisiones, me empujó a conocer gente nueva, a leer más, a conectarme con el entorno. La soledad hizo que fuera posible desarrollar proyectos que no hubiera podido y me dio habilidades que agradezco profundamente.
Si están solos y sienten que con un paquete de chucherías mirando televisión van a matar el tiempo, les tengo un plan mejor. Pongan una linda mesa, aún una bandeja de cama. Hagan lo que en las películas románticas, piensen qué le cocinarían a esa persona que quieren conquistar, con bombones de chocolate y todo y se lo sirven a ustedes mismos. La segunda vez que lo hagan van a querer encender una vela y todo, se los aseguro.
Les deseo hermosas soledades.
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